Desde el “Festival Dando Vida a la Muerte” tuvimos el gran honor de tener a Mar Cortina como invitada. Nos contó su cuento “¿Dónde está el abuelo?” que se acaba de reeditar por la Editorial Escola de Vida. Mar es maestra, psicopedagoga, Doctora Cum Laude por la Universidad Autónoma de Madrid con la tesis “El cine como recurso didáctico de educación para la muerte: implicaciones formativas para el profesorado”. Lleva mucho tiempo impartiendo conferencias y cursos de educación y de educación para la muerte. Ha publicado tres libros como coautora: “Manual de Didáctica de la muerte”, “Pedagogía de la muerte a través del cine”y “Educar y vivir teniendo en cuenta la muerte”. Después del cuentacuentos tuvimos la oportunidad de conversar con Mar y fue una conversación muy interesante y enriquecedora, Mar respondió a las preguntas que las personas que nos estaban viendo en directo a través de nuestro canal de Youtube nos proponian.
Nos comentó que escribió el cuento en una tarde, hace ya más de 20 años, y que está inspirado en su abuela con la que tenía una gran complicidad. Por otra parte también nos explicó que su hermano pasó por una enfermedad muy grave y tuvo su influencia a la hora de escribir el cuento. Por estas circunstancias entre otras, ella se dedica al tema de la pedagogía de la muerte.
En el cuento se explica la historia de una niña que va preguntando a sus seres queridos donde está el abuelo y ninguna explicación la convence. Mientras lo espera le prepara una caja con cosas que le recuerdan a él o que quiere enseñarle. En el proceso de organizar y crear esa caja va aceptando que el abuelo no va a volver pero que siempre estará en su corazón. En definitiva la respuesta que buscaba la protagonista para su pregunta la encuentra ella por sí misma, y así es la mejor forma. Es un cuento que aunque dirigido a los niños especialmente a partir de los 5 años, también nos puede hacer reflexionar como adultos. Cada proceso de duelo es único, es diferente.
El cuento incluye una guía didáctica que puede ser de gran ayuda a los educadores y los padres. Mar ha seleccionado las actividades que han tenido más éxito entre los niños, durante los años que ella ha ido realizando talleres. Una de las actividades implica contarles el cuento sin enseñar los dibujos y pedirles a los niños que lo ilustren. Mar ha podido comprobar que los dibujos que hacen los niños no son tétricos ni oscuros y que la persona que ha fallecido siempre está haciendo algo, muchas veces la sitúan en la parte de arriba del folio. Otra de las actividades que sugiere el cuento es hacer una caja de recuerdos en homenaje a la persona o animal que ha muerto. La caja se puede decorar y las niñas y niños pueden ir añadiendo más objetos. Los niños necesitan hacer cosas que puedan palpar, con el tiempo la caja puede evolucionar, puede ser sustituida o guardada según el niño lo sienta. En mi opinión, una caja de recuerdos también puede ayudar a los adultos. Los recuerdos adquieren un significado muy importante cuando una persona ya no está físicamente con nosotros, nos pueden ayudar a hacerla más presente.
Mar afirma que los niños son investigadores y filósofos natos. Cuando preguntan a un adulto “¿Dónde está el abuelo (o cualquier otro ser querido para él)?”, el niño no espera una respuesta concreta y certera, simplemente necesita un cómplice, alguien con quien compartir la pregunta y hablar sobre ello. Ella nos dice que los adultos tenemos la tendencia a complicar las cosas que son simples, siempre con buena intención. Es importante escuchar a los niños, de ellos podremos aprender mucho. Personalmente puedo decir que resulta realmente interesante y curioso escucharlos hablar sin involucrarnos en la conversación. La autora también nos señala la gran responsabilidad que tenemos los adultos de no descalificar ninguna de las respuestas que los niños nos den, hay que aceptarlas todas como válidas. Nuestro objetivo como educadores es acompañar al niño, ya no hablamos de ayudarlo.
Como en Occidente tenemos una cultura que vive la muerte como un tabú y no la normaliza, tenemos tendencia a dudar de lo que hacemos referente a este tema, nos cuesta guiarnos por nuestra intuición y dudamos de si estamos haciendo lo correcto, pero realmente cualquier ser humano puede acompañar el dolor de otro ser humano. Cuando utilizamos la comunicación de corazón a corazón, esta siempre será bien recibida. Ante la pérdida de un ser querido, las palabras no consuelan, sólo puede hacerlo la presencia. Se trata de aprender a vivir con la ausencia de ese ser querido. Y así nos encontramos en nuestra realidad cotidiana que queremos proteger a los niños para que no sufran y no somos capaces de utilizar las palabras que se deben utilizar en esos casos. si hablamos de que el ser querido está en el cielo o que se ha ido de viaje, confunde a los niños no queda más remedio que llamar a las cosas por su nombre, hacerlo delicadamente y con amor. Los niños perciben que las cosas no van bien y ellos mismos se montan su propia historia de lo que está sucediendo, y en muchas ocasiones pueden sentirse muy culpables. Cuando una persona amada para ellos ha fallecido, es importante incluir a los niños y explicarles con delicadeza la situación y darles opciones de poder asistir a los diferentes rituales, siempre con alguien de confianza a su lado y explicándoles previamente lo que van a presenciar.
Mar también nos habló de lo importante que es la ritualización de las cosas, con los rituales podemos abrir y cerrar círculos. Los niños pueden organizar sus propios rituales. A veces ese ritual puede hacerse en lugar de tener que asistir al tanatorio. Pero, no olvidemos que no podemos dar nada, por supuesto siempre hay que preguntar al niño.
Hay mucho trabajo por hacer para normalizar la muerte en nuestra sociedad y también en las escuelas. Tímidamente, se van dando algunos pasos en los centros escolares, pero mayoritariamente las intervenciones son posteriores a un suceso. Por mi experiencia trabajando en educación, cuando a los niños se les ofrece un espacio seguro para expresarse los resultados son increíbles.
A pesar de los nervios del principio pude pasar un rato muy agradable y muy enriquecedor conversando con ella.
Muchísimas gracias Mar Cortina por compartir un poco de tu sabiduría.